miércoles, 21 de mayo de 2014

Página de personajes actualizada

 Ya he actualizado la página de personajes con dos de los personajes principales que salieron en el capítulo 3. Como siempre a medida que aparezca nuevos personajes iré actualizando la página. Podéis acceder a ella también haciendo clic aquí o en la imagen. 


sábado, 10 de mayo de 2014

Capítulo 3: Soy Jack Escarcha

 Pero Arendelle estaba diferente de como lo recordaba; la nieve, el hielo y el frío llenaban cada rincón. <<¿Invierno? No, hay algo diferente en este frio>>. Y era cierto, no solo porque era exagerado ver el mar totalmente congelado, si no porque entre la gente del pueblo parecía cundir el pánico.
 Todos corrían despavoridos de un lado a otro totalmente desconcertados. Los niños lloraban, los adultos temblaban de frío, muchos estaban furiosos y más de una vez pudo oír la palabra "brujería". Pero por mucho que todo eso llamará su atención él había regresado para ver a alguien.
 Se acercó volando al castillo una vez más, esta vez todas las ventanas estaban abiertas, si lo que le había dicho el Hada era cierto y el tiempo el Arendelle avanzaba más rápido lo único que esperaba Jack era que no fuera demasiado tarde. Así que fue directo a la ventana donde había encontrado a la niña.
 La habitación también había cambiado, pero solo ligeramente, la decoración base era la misma pero ya no había juguetes, salvo una muñeca de trapo con trenzas. <<No es ella, su pelo era más claro>> pensó. Buscó en cada habitación, en cada rincón, algo que le diera alguna pista. Entre los cuadros destacó él que sería el retrato de los reyes y el de dos niñas pequeñas. La niña que buscaba era una de ellas, ahora sabia, sin duda, que buscaba a una princesa.
 Llegó al vestíbulo, también helado, donde había un gran bullicio.
- ¡Es una bruja, un peligro para todos! - Exclamo exasperado un hombre menudo y flacucho de gran bigote. - ¡Ha intentado matarme, lo habéis visto!
- ¡No, no es verdad, fue un accidente! - Dijo una joven de cabello rubio cobrizo y pecas. - Elsa no le haría daño a nadie.
- Anna tiene razón. - Continuó el hombre elegante de largas patillas que estaba a su lado.
- ¿Y tu cómo lo sabes? ¿Estás de su parte? - Miró hacia la joven llamada Anna. - ¿Como sabemos que tú no eres también una bruja?
- ¡Mi hermana no es una bruja y yo tampoco! Y es culpa mía que haya pasado esto, yo la presioné... así que yo lo arreglaré.
- ¿Qué? ¿Pero qué piensas hacer Anna? - Preguntó el joven.
- Se van a compinchar, yo no me fío de una mujer. - Continuó quejándose el hombre bigotudo.
- Voy a buscarla Hans, hablaré con ella; me disculparé por lo ocurrido, le diré que no tiene de que preocuparse, que descongele el reino y regrese para ser la reina que debe ser.
 Al decir esto toda la gente de la sala comenzó a murmurar, no parecían de acuerdo en que la creadora de tal desastre regresara para gobernarlos, pero Jack no prestó atención, pues una idea le cruzó la mente a la velocidad de un relámpago: <<¿Reina, hermana? ¡Un momento! ¡Esa chica es la niña del cuadro! Lo que significa que su hermana, la reina, es a quien busco... ¿Realmente ha pasado tanto tiempo?>>.
- ¿Crees que es una buena idea, y si te hace daño? Es mejor que valla yo Anna, es peligroso. - Explicó Hans tomándola de las manos con dulzura.
- No. Elsa es mi hermana, es culpa mía y yo debo hablar con ella. A demás... creo que tiene que explicarme algunas cosas. - Bajó la cabeza al decir esto, pero luego miró de nuevo al hombre -. No te preocupes Hans, Elsa nunca me haría daño y yo te necesito aquí, alguien debe guiar el reino en nuestra ausencia. - Miró al joven a los ojos con infinita dulzura, luego continuó en voz alta. - Dejo al príncipe Hans al mando hasta mi regreso... y el de la reina.
- Ten cuidado. - Hans besó su frente y dejó partir a la joven, no sin antes tenderle una gruesa y elegante capa sobre los hombros.
 Anna salió del palacio y fue directa a los establos seguida de Jack, aunque ella lo ignorara. Allí ordenó preparar un caballo inmediatamente.
- ¿Pero dónde la buscarás? ¿Sabes dónde ha ido? - Preguntó Jack en voz alta con la esperanza de que Anna pudiera oír su pregunta y responderle.
 La princesa partió al galope y ya fuera de la ciudad aligeró el paso para atravesar los caminos cubiertos completamente por la nieve, al caballo le costaba caminar y parecía agotado.
- Elsa... ¿Por qué nunca me lo contaste? Lo habría entendido... - Anna parecía triste, Jack la escuchaba con atención e iba uniendo las piezas para lograr entender que había ocurrido y encontrar alguna pista sobre el paradero de la reina.
 La princesa alzó la cabeza y posó sus ojos sobre una enorme montaña, Jack miró hacia ella también y entonces sintió algo ¿Un presentimiento tal vez? no lo sabía,  pero algo le decía que allí encontraría a la niña de la ventana.
 Voló más rápido que el viento y a medida que se acercaba estaba más convencido de que la magia invadía ese lugar. Pronto pudo ver un imponente palacio de hielo que se erguía orgulloso en la cima de la alta montaña.

 En el interior del castillo una joven y elegante muchacha caminaba un tanto inquieta. Su cabello plateado caía sobre su hombro izquierdo en forma de trenza.
  <<¿Y ahora qué?>>. Se preguntó. <<Estoy aquí sola, en lo alto de una montaña, en un castillo construido de hielo... y hecho por mí,  aunque todavía no tengo muy claro cómo. Todo el reino sabe que tengo poderes y casi mato al Duque de Weselton. Pero todo irá bien... por lo menos aquí no puedo hacerle daño a nadie, solo espero que Anna esté bien y que a nadie se le ocurra buscarme.>> Cogió aire y lo mantuvo unos segundos, luego espiró. <<Vale Elsa, mantén la calma. Mente fría.>>

 Jack se detuvo frente al castillo y lo observó con interés ¿La niña que conoció hace apenas unos días había logrado hacer eso? Era impresionante. Se disponía a entrar, pero entonces reparó en el balcón. <<Entrar por la puerta sería lo lógico.>>.
 Voló hacia el balcón, posó uno de sus pies en la balaustrada y se dejó caer al suelo. Paró frente a la puerta. Estaba realmente nervioso. <<¿Podrá verme todavía? ¿Qué aspecto tendrá? ¿Se acordará de mi?>>. Demasiadas preguntas y la respuesta a todas ellas estaban tras esa puerta. O al menos tenía la esperanza de que así fuera.
 Ignorando sus nervios respiró hondo, se armó de valor y entonces llamó a la puerta.

 La reina estaba absorta en sus pensamientos hasta que un sonido la sobresaltó. Alguien llamaba a la puerta, pero no a la de la entrada, si no a la que daba al balcón, justo en la habitación en la que se encontraba, justo tras ella.
 <<No puede ser...>>. Por un momento sintió pánico, que se le frenaba el corazón. <<Habrá sido el viento, ha debido arrastrar alguna rama o algo...>>. Pero volvieron a llamar. <<Es imposible, algún pájaro estará picoteando el hielo o... no, son imaginaciones mías. Elsa, te estás imaginando cosas.>> Llamarón una tercera vez.
- No... - Dijo finalmente con voz débil y quebradiza.
 Llena de dudas y temor comenzó a avanzar hacia la puerta. El viento soplaba a su alrededor, como tratando de protegerla de lo que pudiera haber al otro lado. Avanzaba despacio, las piernas le temblaban y sentía que el corazón le salía del pecho. Se detuvo frente la puerta, la miró preguntándose quién habría sido capaz de llegar hasta ahí arriba y con qué fin. Tragó saliva y juntó todo el valor que le fue posible, él único que encontró. Puso sus manos sobre la puerta, bajó la mirada y cerró los ojos con fuerza. Llamaron de nuevo. Miró la puerta con decisión y no lo pensó más, era ahora o nunca; empujó la puerta abriéndola de par en par. Se le paró el corazón.

 Cabello blanquecino, grandes ojos azules llenos de dudas y temor, restos de nieve tras de sí. La había encontrado, aunque no exactamente igual que como la recordaba. La niña de la ventana, la reina Elsa era ya toda una mujer de esbelta figura y blanca piel. Ella le miraba fijamente a los ojos.

 Cabello blanco y fríos ojos azules. Esbelta figura, pies descalzos y extraños ropaje. Bastón de madera, pálida y fría piel. Era tal y como lo recordaba. Él chico que vio aquel día en su ventana cuando era niña, él chico con poderes que le hizo sonreír y que buscó desde aquel día. Sus ojos la observaban con el mismo desconcierto que los de ella.

 Jack apartó la vista y se pasó una mano por el pelo para frotarse la cabeza. Fue el primero en hablar.

- Vaya, si que has crecido. - Hizo una pausa preguntándose si decir eso era lo más apropiado. - Disculpa por no haber podido responder antes: Soy Jack Escarcha.