sábado, 30 de abril de 2016

Capítulo 19: Sombra

  Hans había regresado a palacio. Anna lo sabía y se dirigía con pasos firmes a la sala de reuniones dónde pasaba los días. Llevaba los puños apretados. Tanto que se hacía daño. Pero la ira que le recorría las venas en ese momento no le permitía ser consciente de ello. En una de sus manos se encontraba la carta que estaba a punto de cambiar su vida (de nuevo).
La pesada puerta de la estancia se abrió de forma abrupta. Todos los presentes se giraron de inmediato, sorprendiéndose al ver una Anna con un porte y una determinación nunca antes vista.
- Fuera – dijo seriamente la princesa. Sus palabras parecían cortar el aire como cuchillas de hielo -. Quiero hablar con mi marido.
  Los soldados y altos cargos allí reunidos se retiraron de inmediato, dejando al príncipe Hans con expresión de incredulidad ante su esposa.
- Anna, querida, ¿qué ocurre? - preguntó al tiempo que se acercaba a la princesa con intención de tomar sus manos, pero ella lo apartó bruscamente con un manotazo.
- No te me acerques.
  Hans estaba demasiado confuso como para decir nada. La situación simplemente escapaba a su entendimiento.
- ¡Esto! - exclamó Anna con ira en sus ojos mientras le mostraba la carta - ¡Esto es todo lo que buscabas, no?
   El rostro del muchacho se volvió pálido al reconocer el papel que le mostraba su esposa.
- No es lo que crees... -comenzó a defenderse. Pero Anna lo interrumpió.
- ¿No es lo que creo? “Hazte con Arendelle”, “Mata a la reina si es necesario”. Dime Hans ¿qué he mal interpretado?
- Por favor Anna, deja que me explique, eso es lo que quieren mis hermanos, no lo que quiero yo.
- Pero estás aquí, casado conmigo, ¡gobernando Arendelle! Sin Elsa molestando. Dime una cosa ¿me quitarás del medio a mi también cuando sea un estorbo? ¿O ya lo estás planeando?
- ¡No digas tonterías Anna! Puede que llegara a Arendelle con dichas intenciones pero todo cambió en cuanto te conocí. ¡Me da igual la corona!
- ¿Cómo puedo creerte?
- Anna. Lo juro por mi honor, créeme: Daría mi vida por ti si fuera necesario. Lo último que quiero es herirte: Te amo.
   La última frase fue como un puñal.
- Ya lo has hecho Hans. Ya es tarde – respondió fríamente la princesa -. He informado al capitán de la guardia de tus intenciones, ha leído la carta. No tardarán en ir a por ti – hizo una pausa para mantener la compostura y evitar que se notara lo mucho que le dolía esa situación -. Vete.
- Anna...
- ¡¡Vete!! ¡Aléjate de mí!
   El rostro de Hans cambió: Se volvió serio, pero sus ojos denotaban una projunda tristeza y dolor interior.
- Cogeré mis cosas y me iré.
- Ya he mandado empaquetar tus cosas. Un cochero te espera en la entrada de las cocinas.
   Hans hizo una reverencia.
- Majestad.
   Miró fijamente durante unos segundos a la mujer que había cambiado su vida y le había brindado felicidad para luego abandonar la estancia con paso ligero.
   Anna cerró la puerta tras de sí, y cuando estuvo segura de que Hans se había alejado, se derrumbó en el suelo llorando con profundo dolor, dejando salir todo aquello que le dolía.

***

   La nieve era densa, pero su poder le permitía caminar sobre ella como si de un suelo de parqué se tratara. Avanzaba siguiendo una sombra que nunca parecía alcanzar. Tal vez no tuviera mucho sentido, pero era lo único que sus ojos alcanzaban a ver.
   De pronto la sombra desapareció y la tempestad pareció calmarse, dejando entre ver en la lejanía algo parecido a un edificio alto. Aligeró el paso y no tardó en distinguir unas ruinas que le resultaban terriblemente familiares.
- No... - dijo con un hilo de voz para si misma.
   Corrió en pos de los heraldos muros derrumbados y descubrió horrorizada la realidad: Su palacio de hielo no era más que un montón de hielo astillado. Una vez en el patio contempló horrorizada las ruinas de lo que había sido su hogar durante los últimos días y del cual guardaba hermosos recuerdos. Retrocedió asustada y algo tropezó con sus pies. Cuando se giró para verlo contempló sus rostro desfigurado y separado de su cuerpo. La cabeza de la estatua de hielo que Jack le había hecho descansaba en el suelo totalmente destrozada. Se arrodilló y la tomó entre sus manos. Era más pesada de lo que parecía. De repente le pareció que le faltaban fuerzas. Ocultó su rostro y trató en vano de reprimir un gemido de tristeza.
   Hubo un breve silencio. Un silencio demasiado incómodo para la Elsa. Con Jack a su lado siempre había algún sonido, pero esa vez ni siquiera las aves la acompañaban. Un grito desgarrador surgió de lo más profundo de su ser acompañado de una gran ráfaga de aire y nieve. Fueron a penas unos segundos y, cuando el eco paró, tan solo los sollozos de la reina rompían el silencio.

- Vaya... Como se han torcido las cosas ¿eh? - una voz fría y profunda interrumpió su rencuentro con la soledad y el dolor. Se volvió hacia ella. Cuando vio lo que tenía delante quedó totalmente paralizada -. Hola, Elsa. ¿No me esperabas verdad? Bueno, lamento no haber podido pedir una audiencia, pero entre este caos... Digamos que no encontré a nadie que me atendiera – una risa espeluznante hizo que Elsa se estremeciera.
   El hombre que tenía ante ella era sombrío, alto y esbelto. De rostro anguloso, sonrisa maliciosa e intimidantes ojos áureos; Esbozó una siniestra sonrisa.
- ¿Quién eres tú? - logró preguntar la reina tratando de no caer presa del terror que ese hombre misterioso despertaba en su interior.
- Aquel al que has llamado. Lo siento mucho, pero no pude llegar antes: Esto de viajar entre mundos es un poco aparatoso. Pero bueno, supongo que eso ya lo sabes – hizo una breve pausa y clavó su marida en Elsa. La reina notó un escalofrío -. Un poco desconsiderado por tu parte hacer esperar a tus invitados ¿no?
   Estaba totalmente desconcertada: ¿Quién era ese hombre extraño?, ¿qué hacía ahí en medio de una ventisca? Y sobretodo ¿cuándo lo había llamado?
- Lo siento, pero no se a que se refiere.
- ¡Oh! ¡Mi pobre reina, siempre tan desconcertada! Me llamo Sombra, y tú me has llamado. Tal vez hace años, es cierto, pero, compréndeme: Tu querido guardián me desterró al olvido y no es fácil salir de allí.
   Al oír la palabra “guardián” la mente de Elsa pareció nublarse y fue incapaz de prestar atención al resto de la frase. Los guardianes, Jack. De pronto y como un soplo de esperanza recordó lo que le había dicho Jack sobre los anillos. La joya todavía descansaba sobre su pecho, solo tenía que ponérselo y Jack volvería a su lado. Solo había un problema: estaba totalmente paralizada. El temor que ese hombre infundía no era normal, parecía que al verlo uno estuviese justo ante su peor temor y te hacía sentir totalmente inane.
- ¿Co... conoces a Jack? - preguntó finalmente la reina con un hilo tembloroso de voz.
- Por desgracia, si. De no ser por él mi vida había sido mucho más interesante estos últimos ochenta años. Aunque no puedo negar que he aprendido mucho en el limbo; Eso de viajar entre mundos es una costumbre muy interesante que se ha perdido, y a mí me parece terrible no atender a la gente que lo está pasando mal, como tú.
   Probablemente esas últimas palabras trataban de sonar amables pero desde luego no sonaban agradables. A cada frase el ambiente y el cuerpo de Elsa parecían congelarse más y más, desconcertando por completo su mente cada vez que fijaba esos ojos dorados en ella.
- Vamos a lo que nos atañe querida – continuó hablando -. No pienses que porque Jack me desterró soy una mala influencia: de hecho debería ser él el que empezara a usar más su cabeza, ¡mira en que lio te ha metido! Y te abandona de nuevo como a un perro. No, eso no está bien. Pero no te preocupes, ya estoy aquí para ayudarte a liberar todo ese poder que te tiene prisionera de tu propio ser.
- ¡Te equivocas! - logró exclamar la reina -. No se quien eres, ni de donde vienes o de qué conoces a Jack, pero si se que desde que llegó lo único que ha hecho es ayudarme ¡No me ha metido en ningún lío, me ha enseñado como salir de ellos, y ahora seguiré lo que empezó para ponerlo todo en orden, con o sin él!
   Sombra pareció sorprendido durante unos instantes, pero pronto recuperó su sonrisa siniestra y arrogante. Se acercó a Elsa y le acarició el cabello.
- ¡Qué bonito! - comenzó con voz serena -. Es como en los mitos griegos: Las dos mitades se han encontrado para ser una. Una pena que tengáis que estar separados otra vez ¿no? . Ambos habéis luchado tanto por no estar solos... Una lastima. Pero mentiría si negara que no me alegro por ello; Ahora que Jack no está, ya puedo acercarme a ti. Yo también he esperado mucho este momento.
   Elsa titubeó, la mirada penetrante de esos ojos áureos le negaba la libertad a sus palabras. De repente notó un cosquilleo que subía por sus piernas y al bajar la vista observó horrorizada como unas arenas oscuras comenzaban a rodear su cuerpo.
- <<¡¡No puedo moverme!! ¿¡Qué es todo esto!?>>
- Elsa, ¿te gustaría ser mi reina? - la joven no podía hablar, pero eso Sombra ya lo sabía, en su rostro se veía que no esperaba respuesta -. Es una verdadera lástima todo por lo que has pasado... y ese poder taaan desaprovechado. ¡Libérate! ¡Únete a mí y se mi reina de las pesadillas! ¿No quieres reunirte con tu hermana? No está pasando por un buen momento, seguro que necesita apoyo.
- A... nna...
- Si... Pobrecita, tan joven... Pero es extraordinariamente fuerte. Tiene un corazón muy puro y no se deja corromper por la oscuridad, pero tú... - soltó una risa maliciosa – Tu llevas albergando oscuridad en tu corazón desde pequeña. Olvida a tu querido Jack, y ven conmigo: Gobernaremos Arendelle, cuidaremos de tu hermana, no tendrás que volver a ocultar tu poder, serás respetada...
- No...
- ¿No? Esa no es una respuesta válida “mi reina”.

   Cada vez que Elsa intentaba zafarse de la punzante mirada de Sombra, observaba con temor como la arena cubría su cuerpo. Fijó su mirada en el anillo.
- <<Unos centímetros. Unos centímetros y podré ponérmelo. ¡Por favor, ayuda!>>
- ¿Qué pretendes? - Sombra adivinó las intenciones de la reina. Desconocía el poder del anillo pero no le apetecía arriesgarse a que algo pudiera suceder, estaba demasiado cerca de cumplir sus objetivos y lo estaba disfrutando. Con una de sus manos arrancó la cadena con el anillo y lo arrojó hacia algún lugar del níveo escenario que enmarcaba la escena mientras con la otra sostenía el rostro de Elsa por la barbilla clavando sus finos dedos en la piel de la reina -. Dile adiós a la opresión Elsa, y dile adiós a Jack. Aunque no lo echarás de menos,te lo aseguro.
   La mirada dorada se clavó en lo más profundo de su ser . Era como si todo lo que era hubiera sido arrancado dejándola con un profundo vacío y dolor en su interior. Pero está sensación pareció desaparecer de repente, y solo el frio y la oscuridad pareció ocupar ese lugar. Oscuridad que cubrió su visión por completo.
   De repente le pereció vislumbrar una llama chispeante y dorada que comenzó a relampaguear cubriendo su cuerpo de energía. Sintió algo extraño; Por primera vez perecía totalmente consciente de su poder y una sonrisa maliciosa de grandeza se dibujo de forma furtiva en su rostro.
   A sombra le gustaba lo que veía.
   Elsa abrió los ojos y su cuerpo parecía arder en deseos de liberar toda su energía y odio. Sombra le tendió la mano de forma caballerosa.

- Es hora de regresar, majestad.

domingo, 24 de abril de 2016

A New Frozen Kingdom nominado en los Disney Bloggers Awards 2016

   ¡Hola queridos lectores!
   La noche anterior tuvo lugar la gala de los Disney Bloggers Awards 2016, una idea de Happy Hero similar a los Oscar que todos conocemos pero para la comunidad de Disney Fans
   De entre las distintas categorías en las que se dividen estos premios, A New Frozen Kingdom fue nominado a varios de ellos, y por ello os doy las gracias de haber votado por este fanfic (a pesar de avanzar a paso de tortuga). Recalco que esto solo han sido nominaciones y no ganadores
   Las categorías fueron: 


   Mejor personaje secundario masculino de fanfic 
Kristoff
  Me sorprendió mucho la primera vez que lo leí, no pensé que fuera un personaje que llamaría tanto la atención como para que decidieran nominarlo a los premios. 
   A este grandullón aún le quedan cosas por hacer en la historia (como a todos los personajes claro). Espero que os siga gustando. 


   Mejor protagonista femenina de fanfic 
Elsa
   En general es uno de los personajes más populares de los últimos años (desde que se estrenó la película vamos) así no no me extraña que la hayáis nominado. Lo que si me extrañó un poco fue que nadie votara por Anna para las nominaciones teniendo en cuenta que ganó la encuesta de personaje más popular del fanfic.
   Me ha alegrado mucho ver a Elsa en la lista de nominados, sobretodo porque siento que es un personaje muy pesado y a veces me paso de dramática con ella (o con todos en general, soy una drama queen). 


   Mejor escritor/a de fanfic
Yo: Yuka Lockhart
  ¿Quién iba a ser si no? ¿Jack Frost?
   Aquí no hay mucho que contar. Tenía muy claro que ganaría Liv pero aún así me apetecía mucho presentarme.


   Mejor fanfic
A New Frozen Kingdom
   Y llegamos al final con la nominación al mejor fanfic. Tenía muy claro que no ganaría, y más estando Legend en medio. Aún así estoy muy orgullosa  y muy agradecida por todos los vosotros que haya recibido; De nuevo, mil gracias.


   Bueno. Hasta aquí la entrada. 
   Como ya sabréis estos últimos meses de clase son duros y plagados de exámenes, por lo que tendré menos tiempo del habitual para escribir. Aún así, si todo sale según lo planeado, la historia llegará a su fin este verano ^^ ¡Y espero que así sea!

   ¡Un saludo y hasta la próxima! 

domingo, 3 de abril de 2016

Unas palabras de agradecimiento ^^

   ¡Por fin está aquí el tan esperado (bueno, aunque quizás no tanto) capitulo 18 de A New Frozen Kingdom! 
   *Aplausos*

   Tenía que haber escrito este capítulo en Semana Santa. Y de hecho lo hice... un poco. Pero ya sabéis, cuando se dan vacaciones se quiere vaguear hasta límites insospechados y si aún por encima te regalan un videojuego nuevo... Bueno, digamos que ayuda a fomentar la distracción.
  ¡Pero han vuelto a empezar las clases! Y yo ya estoy de nuevo aquí, haciendo lo que se supone que no debería hacer en esta época. No tengo la culpa de ser más creativa cuando estoy más ocupada, seguro que a vosotros también os pasa... Al menos a alguno. 
   Se que el ritmo de publicaciones ha bajado notablemente desde el capítulo 10, aprox, y pido disculpas por ellos, pero al fin y al cabo todos somos humanos, tenemos obligaciones, vida, a veces se tuercen las cosas y otras simplemente no nos apetece hacer nada. Pero a pesar de ello vosotros seguís ahí, al pie del cañón esperando los nuevos capítulos e incluso mandándome mensajes para saber que demonios estoy haciendo y por qué no subo más. ¡¡Muchas gracias!!
   Aunque tarde en subir los capítulos no voy a dejar de escribir este fanfic ¡y menos ahora que ya hemos pasado de la mitad! (si, vale, tal vez no haya pasado mucho pero estamos llegando al final). Terminar de contar esta historia es ya algo personal y que dará pie a nuevos proyectos. Los cuales espero que también os agraden. 

   ¡Muchas gracias por seguir esta historia, de verdad! No sabéis lo feliz que me hacéis (voy a parar porque me estoy poniendo moñas). 

Capítulo 18: El frío trae el miedo

    El tiempo pasaba en el reino de Arendelle y Elsa seguía desaparecida. Para sorpresa de todos, la nieve había comenzado a derretirse en las zonas más cálidas del reino y las gentes ya podían circular por las calles con normalidad.
El sol brillaba radiante en el cielo despejado y Anna fue consciente de ello al mirar por la ventana. A ella le encantaba el sol y lo extrañaba. Aún así fue incapaz de alegrarse, pues el hecho de que volviera el buen tiempo sólo era debido a que su hermana estaba ahora más lejos de ella que nunca. Se sentía sola y miserable, sin ningún familiar conocido al que acudir, sin nadie en quien confiar... Ni siquiera en su propio marido. Dudaba si algún día sería capaz de confiar en alguien de nuevo y, aunque lo intentaba con todas sus fuerzas, no podía dejar de pensar que en algún momento, tarde o temprano, todos la traicionarían.
- <<¿En qué estaba pensando? Elsa tenía razón... Tenía razón en todo... Soy una insensata: Casarme con un hombre al que apenas conozco...>>
Se llevó las manos al vientre incipiente y de pronto sintió ganas de llorar, aunque le pareció que las lagrimas se le habían agotado hace tiempo.
- ¿Así está bien, majestad?
La voz de de la costureras la alejó de sus pensamientos. Apartó la vista de la ventana y se vio reflejada en el espejo, ataviada con un bonito vestido en tonos azules y negros con detalles morados y verdes.
- Si. Está perfecto – respondió sin ningún tipo de expresión en su voz -. Retírate por favor.
La mujer ayudó a la princesa a cambiar su vestimenta por una púnica sencilla y olgada de color magenta. Cogió el vestido en el que estaba trabajando y dejó a Anna sola en sus aposentos.
La princesa se sentó junto a la ventana, apoyó su cabeza en el cristal y cerró los ojos lentamente. Cuando los abrió al cabo de unos minutos, sintió algo extraño en la estancia y un escalofrío recorrió su columna vertebral. El sol había sido cubierto por densas nubes y hacía más frio de lo normal.
Sin saber muy bien porqué se puso en pie y avanzó hasta la puerta. Salió de la habitación, avanzó por el lúgubre pasillo sin ser dueña de sus pasos. No encontró a nadie durante todo el trayecto. El chasquido de la leña al fuego y la luz que se asomaba tímidamente tras un puerta arrimada hizo que tomara un nuevo rumbo.
Abrió la puerta y su cuerpo fue invadido por la calidez que emanaba de la chimenea. Esa era la estancia donde Hans pasaba la mayor parte del tiempo. Recorrió la habitación como si de un alma en pana se tratase, acariciando cada mueble, libro o planta que encontraba en su camino, como si toda la realidad que la rodeaba hubiera quedado ya muy atrás. De pronto, una carta con el sello roto de las Islas de Sur llamó su atención. Sin pensárselo dos veces la tomó entre sus manos y la abrió; Pero cuando quiso comenzar a leer el papel se desrizo entre sus dedos en forma de arena negra. Retrocedió, desconcertada y sorprendida, sólo para percatarse de que más arena negra caía del techo, como si de nieve se tratara. Alzó la vista, y en ese mismo momento, la estancia se derrumbó entera sobre ella enterrándola en la más completa oscuridad. Trataba de respirar, de salir de ese siniestro mar arenoso y sombrío pero, cuando por fin logró hallar la superficie se vio en medio de una blanca y terrible tempestad.
Una voz familiar la llamó por su nombre. Anna se dio la vuelta.
- Hola, hermana.
- Elsa...
Abrió los ojos de repente, sobresaltada, jadeando y sudando.
- <<Un sueño... >> - pensó para si misma respirando entre cortadamente. Cruzó los brazos sobre su pecho y frotó los brazos son las manos para tratar de entrar un poco en calor y quitarse la desagradable sensación de ese mal despertar.
Se puso en pie y salió de la habitación para después atravesar los largos pasillos hasta la sala de reuniones y operaciones dónde solía estar su marido. Llegó a la estancia, pero ésta estaba vacía y con la chimenea apagada, por lo que supo que nadie había estado ahí en todo el día.
Comenzó a recorrer la estancia, pues no tenía nada mejor que hacer. Observó las estantería llenas de libros, polvo y pergaminos. Acarició los sillones, sillas y mesas a su paso con una extraña sensación de déjà vu. Corrió las cortinas para llenar de claridad la estancia, y abrió la ventana para dejar entrar el aire.
Un fuerte soplo de viento frio sacudió el cabello y ropa de la princesa, así como las cortinas y los apeles que había sobre la gran mesa rectangular de caoba. Pero no el importó. Se quedó un rato frente a la ventana, disfrutando de ese viento que le recordaba tanto a las mañanas de invierno con su familia... si es que dichos recuerdos eran ciertos.
- <<Ojalá pudiera volar – se dijo a si misma mirando el sol en el claro horizonte -. Ojalá pudiera volar e irme lejos... dejarlo todo atrás...>>.
Por un momento sintió el impulso de saltar por la ventana e intentarlo, pero sabía perfectamente que no era posible.
Cerró la ventana y se dio la vuelta para observar el desastre que el viento había provocado: Papeles, cartas, plumas y mapas estaban desperdigados de forma aleatoria por la mesa, el suelo y los sillones. Comenzó a organizar el desorden, agachándose para recoger las hojas perdidas que descansaban en la alfombra para al menos devolverlas a la mesa. Entonces, justo sobre la manta de lana verde que cubría el sillón que tenía en frente, vio algo que hizo que le diera un vuelco el corazón y se paralizara su cuerpo.
Tragó saliva y trató de tranquilizarse sin apartar la vista de ese sobre abierto con el sello de Las Islas del Sur. <<Es sólo una coincidencia>>, se dijo mientras recordaba su extraño y abrumador sueño. Se inclinó hacia delante quedando de rodillas en el suelo y cogió la carta con dedos temblorosos. Una desagradable y fría sensación la invadía por dentro al recordar el miedo y la angustia que había sentido cuando quedó atrapada en la oscuridad de su pesadilla. Sabía que el techo del palacio no se convertiría en arena y caería sobre ella, pero podían ocurrir cosas peores y tenía un mal presentimiento.
Dudó unos instantes, pero finalmente abrió el sobre y sacó la hoja escrita de él; La desdobló y comenzó a leer, no sin sentirse un poco culpable por ello.
Su rostro perdió el poco color que le quedaba.

Estaba de nuevo en su habitación, con los ojos hinchados de llorar, la cara roja de ira y apretando la maldita carta desesperada entre sus manos. Unos pasos fuertes y apresurados se oían al otro lado de la habitación y de repente la puerta se abrió dejando ver la figura de un Kristoff jadeante.
- Anna ¿Qué ocurre? Me han dicho que necesitabas verme, que era urgente – hizo una pausa mientras observaba como la princesa le miraba cabizbaja desde la silla junto a la ventana -. Oh... lo siento. No he llamado a la puerta.
- ¡Olvídate de eso! - exclamó a punto de volver a romper a llorar -. Ven aquí.
El joven cerró la puerta tras de si y movió un reposa pies que había junto al sofá ara sentarse frente a la princesa.
- Mira esto – le dijo Anna a tiempo que le tendía la carta ya fuera del sobre.
- Es una carta.
- Leela.
- No se leer – informó ligeramente avergonzado.
- ¡Kristoff... he sido víctima de un ardid!
- Vaya... Pues no sé que es eso pero suena horrible.
- ¡Un embeleco, una treta, un engaño!
- ¡Ah! Pero, ¿de quién?
- ¡De todos! ¡Mi vida es un maldito engaño!
- ¿Tiene algo que ver con lo de tu hermana y tus recuerdos perdidos?
- No – respondió agachando la cabeza a tiempo que una lágrima tímida se deslizaba por su mejilla -. Es Hans – tomó aire y trató de tranquilizarse -. Esta carta es de uno de sus hermanos. Planeaban hacerse con Arendelle desde dentro. Hans era el único soltero de sus doce hermanos, quieren usar su compromiso conmigo para ampliar su reino. ¡Estaba todo planeado! ¡Él no me quiere! Sólo quería el trono de Elsa... y ahora que ella no está ya lo tiene. ¿Qué soy yo ahora para él?
Anna no pudo aguantar más y rompió a llorar. Kristoff se sintió impotente al verla así de nuevo, no sabía que podía hacer para mejorar su situación, al fin y al cabo él era un simple vendedor de hielo... (sin trabajo, dadas las circunstancias).
- No se que debo hacer ahora.
Kristoff no tuvo tiempo de usar la cabeza para pensar cuando las palabras ya salían por su boca.
- Bueno, el reino sigue siendo tuyo.
- Y suyo – puntualizó con un leve hilo de voz.
- Pero tú eres la heredera legítima después de tu hermana, y toda la gente del reino te apoyará a ti.
- Hans ha sacado a delante el reino durante este tiempo. Yo no he hecho nada, no tienen motivos para seguirme.
- Yo te seguiría – respondió casi para si mismo.

***

Lejos de allí, en las altas montañas del reino, una joven de cabellos plateados y vestida de blanco se hallaba perdida en medio de la pureza de la nívea nieve. El viento soplaba a su alrededor pero no estaba segura si se trataba de un fenómeno natural o era ella misma quien lo provocaba.
Afortunadamente no tenía frío a pesar de sus vaporosa indumentaria.
Miraba a su alrededor buscando algún signo que le indicara su paradero y avanzaba dubitativa con pasos temblorosos, cuando de repente alzó la vista y la pareció ver una silueta negra en el horizonte.